La clase política española

La reforma que Mariano Rajoy quiere hacer para reducir en un 30% los concejales de todas las casas consistoriales de nuestro país (hay unos 68.000 concejales) ha abierto de nuevo el debate sobre si los políticos en España cobran mucho, poco; si es necesario tener tantos, y un largo etcétera.

Se está hablando mucho últimamente sobre la casta política que nos dirige, desde los Ayuntamientos hasta la Moncloa, a todos los españoles.

Hay muchas cosas de las que se pueden hablar, pero voy a hacer un pequeño análisis general del tema.

Cuando se habla si hay muchos políticos, creo que el Presidente del Gobierno no debería centrarse en reducir drásticamente el número de concejales de los Ayuntamientos. Estas personas, que en la mayoría de casos ni cobran o tienen un sueldo irrisorio, son en mi opinión, los verdaderos políticos que tenemos. Estas personas ayudan en todo lo necesario para que el pueblo funcione. Son las personas que ven las caras de sus convecinos, que escuchan directamente sus problemas, que colaboran en cosas que sobrepasan su cargo.

En mi opinión, si hay que recortar políticos, no miraría a las administraciones locales. Miraría al Congreso, miraría al Senado, o miraría a las sedes de los partidos. El exceso de diputados, secretarios, portavoces, consejeros, ayudantes, colaboradores de los partidos, etc. 

Esta gente, que cobra exponencialmente bastante más que los concejales de pueblos, no siempre son elegidos democráticamente, sino que son colocados por los dirigentes de los partidos, y que a su vez tienen un grupo de trabajadores que, lógicamente, también tienen un buen sueldo. Por ello, espero que el Presidente del Gobierno cambie de idea, cosa que por otro lado, dudo y bastante. Pero voy a seguir esperándolo, porque creo que es lo justo.

Por otro lado, se habla mucho de los sueldos de los políticos. Ahora ya me voy a referir a los “políticos de alta gama”: ministros, senadores, diputados nacionales y demás. Esta gente (que gana entre los 50.000 y los 70.000 euros al año), hace que se abra el debate de si cobran mucho o si cobran poco. Por un lado, se dice que cobran poco, comparado con gente que trabaja en empresas privadas, bancos, etc. Se defiende que se debería de pagar más, ya que sino los que ya tengan un buen sueldo no van a querer trabajar por su país. En el otro extremo, hay quien dice que estas personas cobran bastante dinero, más de lo que quizá deberían.

Yo creo que los políticos deben estar pagados en sincronía con la sociedad civil. Si como actualmente está ocurriendo, a todos los españoles nos están tocando el bolsillo, reduciendo sueldos, subiendo impuestos y demás, los políticos deben ser los primeros en dar ejemplo, y deben reducir sus altos salarios. Cuando se dice que si no subimos esos sueldos-ya de por sí altos- a los diputados, senadores y ministros, las personas que trabajan en las empresas privadas no van a querer exponerse a unas elecciones o a una silla en el Parlamento, yo tengo que decir algo alto y claro: la política es un servicio para todos los ciudadanos, una forma de hacer que la sociedad crezca y prospere, y no como muchos piensan, que es una profesión y una manera de ganar dinero fácil y sin mucho esfuerzo. El que entra en política no debe hacerlo exigiendo una cantidad ingente de dinero, ni exigir un estatus, ni nada por el estilo. 

Ya está bien de profesionalizar la política, en vez de cambiar el concepto sobre ella, y tomarla como lo que es: un servicio para el ciudadano y la sociedad civil.

En último lugar, se habla que muchos de nuestros políticos no están lo suficientemente preparados para ejercer este servicio. Para ello, tengo también una reflexión al respecto. Yo soy de los que opina que una persona, por ser entrado en años, es más experta o experimentada que alguien que no sobrepase la treintena. La experiencia se adquiere a base de ver cosas, trabajar, equivocarte, y levantarte tras fallar.  Pero, y para dar en parte la razón a esas personas que “denuncian” eso, quiero decir que se de mucha gente que, desde bien joven, ya sea por tener familiares que ya se dedican a esto, o porque conocen a gente que está dentro del Sistema, empiezan a dedicarse a eso, casi dejando de lado su formación universitaria/académica, y se toman la política como su futuro trabajo. La política está abierta a todo el mundo, cualquiera puede entrar en un partido político, y si tiene suerte o es competente, acabar siendo elegido por la población y poder servir a su pueblo/región/país. 

Un político, o mejor dicho, un buen político, aparte de tener cultura, conocimientos y formación, debe ser alguien educado, con carisma, con don de gentes, con personalidad, y sobre todo, con el sentido de la honradez muy desarrollado. Esto es necesario para que, con el paso del tiempo, el conjunto de nuestra sociedad comience a valorar de nuevo a la clase política, y deje de tenerla como uno de los problemas capitales de nuestra actualidad.

Necesitamos recuperar la confianza de la gente, el optimismo del pueblo. Con el trabajo de todos, con la honradez de las personas, España tendrá a los políticos que se merece. Y España se merece a los mejores políticos que se pueden tener.