12 de
julio del año 1986. Estadio de Wembley, en Londres. Ese día, en ese lugar, ante
esa gente, se presenta la mejor banda de rock de la historia. Es la banda
Queen.
Yo, que
nací unos años más tarde, no pude disfrutar de ese concierto, pero sí puedo
decir que gracias a la grabación de ese maravilloso directo, puedo haber sido
honrado con una de las voces más increíbles que jamás va a dar la música: la
voz de Freddie Mercury.
La primera canción que escuché de esta banda inglesa
fue “Dont stop me now”, en Youtube, y esa canción me sugería a la derecha de la
página web ir a una de mis canciones favoritas, y la canción que hizo que me
enamorara de este grupo: Under Pressure, en el ya mencionado concierto de
Wembley.
Fue
pasar el tiempo, y seguir empapándome de canciones y de conciertos de Queen. De
disfrutar de los solos de guitarra de Brian May (recomiendo mucho escuchar “Last
Horizon”). De ver a John Deacon tocar con sus dedos el bajo siempre en segundo
plano. Qué decir de las manos que tenía Roger Taylor para tocar la batería y
esa voz aguda desgarrada que utilizaba en muchas canciones (me encanta
escucharlo en “Radio Gaga”).
Pero ese
grupo no habría sido lo mismo sin ese líder, esa persona llena de fuerza, de
confianza, de garra, de todo. Esa banda no habría sido nada sin el gran Freddie
Mercury. Solamente viéndolo en el escenario te llenaba de pasión, de ganas de
cantar, de fuerza. Era un ángel que levitaba en el escenario.
Era, simplemente,
único.
Puedo reconocer
que es el cantante de música del que más he leído, y del que cada día me llevo
más sorpresas, todas buenas. Una persona que, bien alto lo pudo decir, vivió en
toda la extensión de la palabra. Porque Freddie nos dejó, a los pocos años de
nacer yo, y teniendo todavía media vida por delante. Pero creo estar en lo
cierto cuando pienso que él lo prefirió así. No habría sido feliz siendo un
viejo sin el escenario a sus pies. El SIDA, esa enfermedad que en su momento
estaba al nivel que hoy tiene el cáncer (palabras innombrables), se lo llevó. Solo
tenía 45 años, pero como se dice, los excesos se pagan.
Tanto Freddie
Mercury, como su banda legendaria, nos han dejado canciones que van a pasar al
recuerdo, como verdaderos himnos del rock. Puedo nombrar solamente unas
cuantas, como “We will rock you”, “We are the Champions”, “The show must go on”,
etc para que todo el mundo sepa a qué nivel de grandiosidad se movían estos
cuatro amigos.
Pero si
hay una canción que pasará a la historia, esa es “Bohemian Rhapsody”. Una canción
llena de musicalidad, de lírica, de verdadera música. Todo un regalo que nos ha
dejado Freddie antes de subir al cielo.
Con estas
frases, quiero dar mi gran homenaje a esta banda, mi grupo de música favorito
por excelencia, y sobre todo, al grandísimo Farrokh Bomi Bulsara, Freddie
Mercury para el mundo, y para el resto de los mortales.
Dios
salve a la Reina. Dios salve a Queen.
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